Desde Huatusco
3 minutos de lecturaROBERTO GARCÍA JUSTO.
BENEFICIOS DEL CAFÉ.
El cultivo del café en esta amplia región montañosa, se dice que fue introducido por el distinguido ciudadano español, don Vicente Sehara. Se le reconocían sus méritos por ser un vecino de la clase acomodada, es decir acaudalado, que estableció la primera plantación de este fruto en su propiedad rural denominada “Vista Hermosa” que se extendía por los terrenos que hoy ocupa la Colonia Manuel González, en el Municipio de Zentla.
Es indiscutible que este prodigioso grano fue un factor determinante para que el crecimiento económico de Huatusco y su Jurisdicción alcanzara tanta importancia, dando impulso para que surgiera una fracción de la burguesía agrícola, cuyos representantes asumieron el control de la administración, de la misma forma en que se hacía en el centro del País. Por esa misma razón, en esa escala, un Jefe Político aspiraba al siguiente puesto que era Diputado, y se suponía alcanzar un escaño en el Senado.
Un acopiador de Café podía administrar una tienda de diversas mercancías y ser profesor de alguna institución educativa al mismo tiempo. Era el perfil ideal para aspirar a un puesto de relevancia en el Municipio, que a fin de cuentas lo debía ocupar una persona representativa de la clase en el poder antes de que estallara la Revolución de 1910. Por tal motivo se elegían por ser hábiles inversionistas en la industria cafetalera, dedicado a las letras y el arte que predominaba en la esfera de la sociedad.
En esa época resplandeció el gusto por la música, por ese motivo se reconocían como la Ciudad de los pianos. Artistas de renombre visitaron el Teatro Solleiro bellamente construido en el corazón de la Localidad. Es natural reconocer que el apogeo ocasionado por siembra, cosecha, industrialización y exportación del grano, trajo suficientes divisas que generaron la modernidad en la vida cotidiana de la elite agraria. Que inclusive llegó a dominar amplios espacios de la geografía veracruzana.
Conforme se consolidaba el régimen que nos gobernaba, se perfeccionaron las formas de controlar el flujo poblacional. La regulación tenía sus características ligadas al crecimiento que se había generado como consecuencia lógica de la abundante y rica cosecha del denominado “oro verde”. De acuerdo a historiadores que vivieron esta transformación, fue injusta la revolución al haber sufrido la destrucción del sistema económico, político y social. Que volvió a repuntar, hasta el auge cafetalero de los ochenta, nuevamente el precio en el mercado internacional alcanzó niveles jamás imaginado.
Hay que destacar esa etapa, donde se contaba con los servicios indispensables para las casonas estilo porfirista que se construyeron en el área urbana. La infraestructura estaba celosamente vigilada por funcionarios del municipio que se esforzaban para que el sistema funcionara a la perfección. La preocupación se centraba para que los servicios públicos no colapsaran, como el alumbrado público, la red telefónica, la atención hospitalaria, el agua potable, las alcantarillas y escuelas. Tuvieron prioridad el mantenimiento de las vías de comunicación a Xalapa, Córdoba, Soledad de Doblado y Veracruz. Reparando puentes y emparejando el camino de terracería.
No hay que olvidar que había garantías para beneficiar a los hacendados que tenían capital suficiente para pagar y con ello gozar de las comodidades que otros carecían. La finalidad de esta breve relatoría, pretende interesar a las nuevas generaciones de los orígenes del crecimiento poblacional. Y con esto conocer el pasado tan especial y digno de ser estudiado como un deber personal.